El pan no engorda. Oda al pan como forma de vida

Poco a poco, el pan ha conseguido liberarse de los estigmas que le marcaban como uno de los principales enemigos de la dieta y por tanto, como uno de los causantes del sobrepeso que afecta cada vez más la sociedad occidental. Y es que esta mezcla divina compuesta por agua, harina, levadura, aceite y sal ha vuelto a consolidarse como el pilar fundamental del menú diario de muchos españoles e, incluso surgen variedades que hacen las delicias de los paladares más gourmet.

Tras muchos años de atropellos, ya es hora de alzar la voz y erigir una oda a favor de este alimento:

1. El pan es, junto al aceite de oliva, el principal embajador de la dieta mediterránea. Su valor nutricional es innegable, ya que aporta fibra, hidratos de carbono, vitaminas del grupo B, minerales (fósforo, magnesio y calcio) y proteínas vegetales. Su componente calórico es bajo y, prácticamente el mismo tanto para la corteza como para la miga, en contra de la creencia popular.
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2. El consumo de pan es vital en todas las etapas del ser humano, siendo especialmente importante durante el crecimiento. Los niños no paran quietos ni un segundo, y es por eso que su organismo demanda una cantidad de energía que hay que proporcionar para que pueda seguir desempeñando sus funciones.

3. El pan tiene un efecto saciante, por lo que acompañar las comidas de este alimento puede ser la mejor opción para mantener a raya tu apetito y tu colesterol. La Organización Mundial de la Salud recomienda comer 250 gr/día de pan combinados con una dieta equilibrada.

4. El esfuerzo titánico de los maestros panaderos por recuperar la reputación del producto ha propiciado la aparición de muchas variedades de pan frente al precocido industrial. El pan artesanal reivindica una “nueva” manera de hacer pan a la antigua usanza, primando la diversidad de formas, texturas y sabores. El buen pan es elevado a producto de culto dentro de los círculos gastronómicos gourmet.

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5. A todo el mundo le gusta el (buen) pan.

6. Como punto negativo, no todo van a ser bondades, es que es imposible comprar pan y que llegue a casa sin haberle hincado el diente por el camino. IM-PO-SI-BLE.

Así que. volviendo al titular de la entrada: el pan no engorda. Por mucho que se le haya intentado cargar el sambenito de todos los males relacionados con el peso que padecemos los occidentales, viene bien recordar, ahora que se acerca la época de dietas bikini, las bondades que tiene este producto para nuestro cuerpo. Así que no denostemos este alimento a la categoría de alimentos prohibidos y disfrutemos de la gran diversidad de panes que existe en el mercado.

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